¿Denunciar es un delito?
Esta es la imagen grabada con una cámara escondida de Pío López Obrador recibiendo un sobre con dinero en efectivo durante un proceso electoral.
El dinero es entregado por un funcionario entonces perteneciente a un gobierno local que años después y apenas unos días antes de que una revelación periodística los pusiera al descubierto, fue bautizado por el propio Presidente de México como “un funcionario ejemplar”.
No deja de ser paradójico que el ejemplar funcionario de un presidente que ganó la elección con la bandera del combate a la corrupción haya sido exhibido como un “transa”.
David León difícilmente volverá a pararse públicamente junto a su líder, pero cómo dicen: en política todo puede pasar.
De vuelta a nuestro tema, para efectos del “escándalo mediático” de lo qué pasó durante las semanas siguientes, hay que señalar que si el personaje grabado se hubiera apellidado Peña Nieto, Salinas, Fox o Calderón, toda suposición de corrupción, lavado de dinero o de alguna triangulación ilícita de recursos habría hecho innecesaria una investigación judicial del hecho, sin temor a equivocarme habría sido sumariamente declarado culpable y vinculado por supuesto a la riqueza del hermano Presidente. Sin importa la “verdad histórica” del caso, en las redes sociales la sentencia habría sido ovacionada a lo grande.
Pero en el caso de Don Pío, es distinto, es el hermano de AMLO, es el hermano mayor. Es quizá la persona que mejor lo conoce y más cosas le sabe. Por lo menos de cuánta lana juntaron bajo este esquema y de las “chelas” en Islas Caimán, sin duda.
Pero tratando de ser serios —si es que la historia permite no reirse— o al menos un poco más que la Fiscalía mexicana y la Unidad de Inteligencia, hay que suponer que se trató de dinero ilícito utilizado para asuntos políticos.
La revelación periodística cobró valor y pese a todo tuvo fuerte impacto, le vino como balde de agua fría a un gobierno que parecía anti-sismos. Al menos, detuvo en seco la fiesta que iniciaba de los vidoescándalos. En ese momento circulaba el de un empleado de un ex legislador panista recibiendo dinero y que le daba respaldo argumental al montaje del gobierno, confirmando la inverosímil historia del criminal confeso de apellido Lozoya en el caso Reforma Enérgetica/Odebrecht al que le permitieron embarrar para zafarse a por lo menos 70 personajes de la política mexicana.
Al día siguiente de que se conoció el video de Pio López Obrador toda la atención se centró en lo que diría López Obrador de López Obrador en su ejercicio mediático mañanero . La respuesta llegó casi al final del show presidencial. Nada, no dijo “ni pio”, de hecho así cabecearían los diarios y los noticiarios la nota, y las redes, carentes de todo análisis y valoración de la gravedad del hecho, se llenarían de ingeniosos memes. Que razón tiene Humberto Eco cuando dice que las redes ni a las moscas les gustan.
El desenlace de la historia se cuenta casi solo, baste decir que no ha habido consecuencias judiciales y que difícilmente las habrá.
En México la impunidad es moneda corriente y es probable que nunca pase nada con el Sr. Pío López Obrador, y que la revelación periodística aunque le levantó la falda al nuevo poniéndolo al descubierto por ahora se cuente como anécdota entre los “chairos” y como inaceptable escándalo entre los “fifis”.
Sin embargo una cosa es la valoración de la tribuna y otra muy diferente, la más grave, si es que las valoraciones tienen lugar porque la corrupción es grave en estos como en los pasados gobiernos, pero lo que debe encender todas las alarmas sociales e institucionales es que desde el poder se persiga al periodista que publicó el video y denunció los hechos.
Y mucho más en un país en dónde desde el poder vinculado a organizaciones criminales ha asesinado decenas de periodistas en un sistema que se presume democrático.
https://articulo19.org/periodistasasesinados/
12 años de cárcel para el periodista Carlos Loret pidió el hermano mayor de un poderoso presidente que se presume de izquierda.
12 años porque le parece que el periodismo que denuncia al poder es un delito. En México la denuncia periodística se paga con plomo y sangre y ahora desde el púlpito presidencial ciernen la amenaza de encarcelar periodistas.
Impensable que entre hermanos no hablaran de las acciones contra el periodista.
Impensable que el Presidente no decidiera sacará el pecho por su hermano mayor aunque repita que no tolera la corrupción ni en su familia.
Injustificable por donde se le vea, por más que los López Obrador señalen a Carlos Loret como un “adversario de su cuarta transformación” de la República.
https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2020/10/18/pio-lopez-obrador-carcel-loret/
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