EL DÍA QUE TELEVISA, JACOBO ZABLUDOVSKY Y ERIKA VEXLER ANUNCIARON EL HOLOCAUSTO NUCLEAR. 

Había entonces algunos noticiarios nocturnos en la TV mexicana pero la cadena más poderosa era Televisa. 

https://twitter.com/veronicalderon/status/1213182876382052352?s=20

Era el año de 1991, 18 de enero, la Guerra del Golfo Pérsico ocupaba los titulares de los principales diarios. El mundo volvía a estar en vilo y volvía a estarlo por Medio Oriente. 

Esa noche, en vivo y a nivel nacional, el conductor tomó el teléfono alámbrico de su escritorio, que por cierto, no era solo de utilería,  se enlazaba en vivo con Erika Vexler, reportera ubicada en Israel, quien debía reportar del bombardeo iraquí sobre Tel-Aviv. 

Cabe mencionar que la tecnología entonces no permitía enlaces en video, la transmisión e la imagen  requería de un despliegue de antenas y producción que hacían prácticamente imposible algo que ahora puede hacerse desde un teléfono celular. 

Pero la nota nos regaló el reporte de lo que puede considerarse la joya más valiosa del periodismo ficción. 

Jacobo Zabludovsky, el conductor inicia el reporte, cómodamente sentado en su escritorio, con su tradicional corbata obscura y con la cara de tensión que requería la noticia:

“Al menos fueron 10 las explosiones escuchadas en Tel Aviv, según un cable” No dijo el cable de quién. Solo un cable que el tenía y que había que creerle.  Dos misiles continuaba narrando cayeron en dos suburbios. 

La reportera toma la palabra y anuncia lo inimaginable: 

“Es un ataque Nuclear,  nuclear” y lo repite una y otra vez. 

JZ

“Cuál es tu fuente Erika?”

EV

“No puedo decirlo ahora”... “ se trata de misiles no detectables por lo radares” ...”Un ataque nuclear, nuclear, nuclear”.

Quienes aquella noche presenciaron el reporte y no repararon en los elementos de veracidad de la nota, se fueron a dormir quizá con la aflicción más profunda,  otra vez Hiroshima se reeditaba en Tel Aviv o más grave,  el nuevo Holocausto. 

En ese momento el conductor del noticiario no televisó una sola imagen. NO reparó para  precisar que la reportera podría estar mintiendo, que Irak  no tenía la capacidad militar para lanzar un ataque nuclear. 

Aunque era imposible podía no ser impensable, había el humor social para pensar que podía ocurrir. Y por ello tenía el deber de aclarar en ese momento. Pero no lo hizo. Solo corto la llamada. 

La reportera días después confesó haber estado muy asustada y explicaba que fue la causa de su pequeña imprecisión periodística. Se dijo que había dado el reporte desde la tina de su casa. Esa información tampoco pudo se corroborada. 

La televisora explicó que no era una enviada suya, que fue contratada como agencia, aunque la agencia fuera ella misma. La despidieron. 

Fin de la historia. El ataque no fue nuclear, el reporte y la perdida de credibilidad, sí fue bombardeado.


 Fin de la trasmisión. 












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